Esta tarde concluyó en Telefe la novela “Herencia de amor” protagonizada por Sebastián Estevanez, Luz Cipriota, Diego Olivera, Natalia Lobo y un gran elenco.
En el último capítulo, Pedro (Sebastián Estevanez) se enfrenta a Lautaro (Diego Olivera) para salvar a Verónica (Luz Cipriota). La pelea termina con Lautaro muerto. A pesar de haber sufrido el odio de su hermano hasta el final, Pedro llora el trágico desenlace. Mercedes (Nora Cárpena) se entera la noticia de la muerte de su hijo y se suicida. Gregorio (Arturo Bonín) logra eludir a las autoridades y abandona
Santa Victoria sin dejar rastro. Entre tanto, María (Mónica Ayos), Joaquín (Miguel Habud) y Brenda (Gigi Bonaffino) comienzan una vida juntos. Franco (Diego Ramos) renuncia a su puesto de médico en Salta para quedarse a ayudar a Morena (Natalia Lobo) en su recuperación. Luli (Micaela Brusco) disfruta volver a tener una familia.
Por su parte, Julia (Mónica Antonópulos) decide irse del pueblo con Valentino (Eric Gysel) y Dorita, la beba que tiene con Pedro. Se despiden con la promesa de verse seguido. Finalmente, Pedro se siente feliz: ha vuelto a su tierra, al amor de Verónica, a la esperanza del bebé que lleva en su vientre y a la sonrisa de la pequeña Catalina. Rodeado del campo que lo vio crecer, Pedro se compromete a procurarles a sus hijos el futuro más valioso: un herencia de amor.
En el último capítulo, Pedro (Sebastián Estevanez) se enfrenta a Lautaro (Diego Olivera) para salvar a Verónica (Luz Cipriota). La pelea termina con Lautaro muerto. A pesar de haber sufrido el odio de su hermano hasta el final, Pedro llora el trágico desenlace. Mercedes (Nora Cárpena) se entera la noticia de la muerte de su hijo y se suicida. Gregorio (Arturo Bonín) logra eludir a las autoridades y abandona
Santa Victoria sin dejar rastro. Entre tanto, María (Mónica Ayos), Joaquín (Miguel Habud) y Brenda (Gigi Bonaffino) comienzan una vida juntos. Franco (Diego Ramos) renuncia a su puesto de médico en Salta para quedarse a ayudar a Morena (Natalia Lobo) en su recuperación. Luli (Micaela Brusco) disfruta volver a tener una familia.
Por su parte, Julia (Mónica Antonópulos) decide irse del pueblo con Valentino (Eric Gysel) y Dorita, la beba que tiene con Pedro. Se despiden con la promesa de verse seguido. Finalmente, Pedro se siente feliz: ha vuelto a su tierra, al amor de Verónica, a la esperanza del bebé que lleva en su vientre y a la sonrisa de la pequeña Catalina. Rodeado del campo que lo vio crecer, Pedro se compromete a procurarles a sus hijos el futuro más valioso: un herencia de amor.